¿Cómo ahorrar agua en la agricultura?

La importancia de ahorrar agua en la agricultura

El agua, ese importantísimo aliado para los seres humanos. El agua es vida y es un recurso que día a día se está convirtiendo desafortunadamente en un recurso más limitado. El agua es fundamental para cualquier tipo de proceso agrícola, por lo que su uso debe ser exacto y debemos controlar, reducir y preservar este bien tan valioso.

Uno de los principales causantes de la falta de agua en el planeta es el cambio climático. En muchísimas partes del mundo, la sequía es una realidad en los que la evapotranspiración es mucho más intensa que los recursos hídrico de los terrenos. Los veranos se están alargando y las temporadas de lluvias se están acortando.

Muchos cultivos se están dejando de producir debido a las sequías. Estos cultivos, al no encontrar agua en la superficie dejan de desarrollarse y acaban secándose. Muchos agricultores están optando por producir otro tipo de cultivos, más resistentes a las sequías, altas temperaturas y sobre todo que sean capaces de desarrollarse en ambientes pobres de agua y sobrevivir durante largos periodos. Un ejemplo es el olivo. Se caracteriza por disponer de una gran de de raíces en las que pueden excavar grandes superficies de suelo para encontrar agua a mucha profundidad.

Dependiendo del tipo de suelo en el que se esté cultivando, la cantidad de agua que este pueda contener depende directamente de su composición. Por ejemplo, los suelos arcillosos y porosos, pueden retener mucha mas agua que los suelos arenosos.

El calentamiento global favorece la evapotranspiración potencial y cambios en los comportamientos de las precipitaciones en cuanto a frecuencia e intensidad de las lluvias. Por lo general este fenómeno crea grandes extensiones de áreas áridas y semiáridas. Los agricultores que se enfrentan directamente al cambio de estado de sus tierras deben implementar “la agricultura sostenible”: estrategias de ahorro de agua, adoptar nuevos sistemas más adecuados y eficientes de riego.

¿Cómo ahorrar agua?

Una de las maneras más comunes de ahorrar agua es la recogida de agua del suelo. Favoreciendo la infiltración de agua para no permitir que este se escape a través de las redes de drenaje y mejorar de esta manera la capacidad de los campos.

Otra manera es la inserción de cultivos de cobertura. De esta forma, el suelo no está expuesto entre los periodos de cultivo.

Mantener el agua dentro del suelo:

Cuando el agua se filtra en el suelo, se debe proteger para evitar su evapotranspiración y su perdida final.

Una manera de proteger y mantener ese agua dentro del suelo, es la labranza superficial en los meses de verano. De esta manera, se interrumpe el ascenso del agua, favoreciendo la creación de una capa superficial que protege las inferiores que siguen muy húmedas.

Elegir el mejor sistema de riego:

El riego es útil durante las fases de desarrollo y producción del cultivo, es decir, cuando hay escasez de agua.

Como hemos comentado, los años o periodos de sequía, cada vez son más longevos y cada vez son más necesarios esos recursos hídricos que van en descenso. 

Los sistemas más ineficientes son los que funcionan por inundación (25%) y surcos (30-40%; si se realizan a través de ranuras pueden llegar a un 50% de eficiencia) provocando una enorme lixiviación de nutrientes del suelo.

“Los sistemas de riego más eficientes son los que pueden distribuir el agua en puntos muy precisos (85-90%), es decir, cerca de la planta, cerca del suelo o directamente en ella. De esta manera, se ahorra tiempo en cuanto a la exposición del agua al aire y al agua que fluye desde la tubería hasta las raíces”.

En consecuencia, todos debemos trabajar para alcanzar un uso responsable, tratando de limitar su desperdicio.

Todos los involucrados en la agricultura, tarde o temprano, deberán alcanzar el objetivo de ser un sistema eficiente de ahorro de agua para sus cultivos. Existen soluciones tecnológicas y técnicas de labranza que también pueden ayudar a alcanzar ese objetivo; de esta manera, no solo tendrá un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también aumentará la productividad de la explotación. Un suelo bien hidratado será un punto de partida óptimo para aumentar la producción.